Ausencia

Caricias no encuentran mis manos, el agua se fue de los ríos, en erosión mi piel tiembla de frío, y sola contigo al lado vivo las más tristes soledades, es tu ausencia, tu partida, ¿Cuándo me dejaste de amar? ¿Fue aquella vez en que no miraste mis ojos? ¿O aquella otra cuando en vez de mis labios besaste mi frente? disimulado, distraído, indiferente… Sólo sé que todo pasa y tu suave presencia mi ser reclama, me enamoraste entre letras y distancia ¡Nos hemos de encontrar poeta errante! en las nocturnas horas que aún respiran… © Silvia García Sandoval De mi poemario «Antojos Del Alma»

En Otros Brazos Seguir Soñando

57154678_267987884150472_8325605614361247744_n.jpg

Tu rígido cuerpo se movió lento, grueso y pesado con todos tus años te alejaste, te perdías, casi no te veían mis ojos pero mi corazón te sentía…Sentía con un dolor atroz, punzante, la neblina densa desdibujaba tu figura, tu amada presencia me dejaba, escuchaba tus pasos haciendo crujir la hojarasca…Desvanecida tu silueta escapaba…Nuestras manos se soltaron anudando las almas que anegadas de escondido llanto quedaran atrás, en el pasado.
Han llegado otros otoños con sus bemoles y encantos, todo pasa quien diría, un suspiro aún se escucha, nadie se va del todo, sigues entre mis cosas… Ojalá despiertes con mis ojos uno que otro amanecer, y aún en otros brazos seguir soñando, así, sin querer…

© Cristina Ocaña

Tu última estrella

ultima estrella

La última estrella apareció en tu vida y de un fulgor te enamoraste, la cuidaste embelesado sabiendo que en cualquier momento se extinguiría dejando sin brillo aquel idilio, tu estrella, la primera de la mañana, la que asomó alguna vez tímidamente por tu cielo, tan cierto fue como que existe el universo, tan real tu voz como el olor del mar, y tus ojos, mi más amado infinito…
Quisiera decir que el tiempo contigo fue hermoso, más cierto es, también, fue pesaroso. Agitabas tus manos y rendidas las constelaciones iluminabas, haciendo de mi mundo algo bello. Mis despertares a lo desconocido eran interesantes, sin embargo solo fugaces instantes me tocaron, seguí en lo ordinario de mi vida queriendo transformar lo cotidiano en excelencia, más exceso de confianza tuve, cayendo en la peor tontería de este viaje que no he sabido disfrutar, y además solo es prestado.
Es lo mismo la noche o el día para unos ojos que no saben ver, desde que te has ido no hay acomodo en mi ser, mi alma adolece de ternuras, de cariños, de tus versos que queman y congelan, que cubren y desnudan, ya no vivo, solo existo, yo, tan cerca, tú … No se…

© Cristina Ocaña

La sombra

Enamorada de una sombra
que apenas se vislumbra,
temerosa, no me deja ver sus ojos
esconde bajo el saco
aprisionados sentimientos
él es un mar que detiene sus aguas,
es un cielo, que cubre a sus estrellas
no quiere perder a ninguna,
enamorada sigo de una silueta
que se dibuja en la pared
pero yo, yo, la llevo en el alma
y le escribo versos que no lee,
al despertarse el alba
mis dedos juegan con los
rizos de su pelo
le prodigo cariños que no siente,
solo es una sombra
que contiene la nada…
¡Vivo enamorada
de un poeta inexistente!
de un hombre que se oculta,
y de una sombra que se pierde
¡Para mi mala suerte!
poco a poco
como letra ilegible
se desmorona ante mis ojos,
como alma errante
se escurre entre mis brazos,
¡mi amada sombra, mi sombra amada!

© Cristina Ocaña

Decires…

No hay texto alternativo automático disponible.

Mis humildes palabras… Las letras se acomodan sutilmente, sin embargo otras muchas, nunca puedo, un sentir no siempre viene del tacto, sino solo se da por ser un sentimiento que te atrapa sin tocar para después instalarse entre tu alma y tu ser, no hay filosofía en mi pensar, pues ya de por sí lo es… Se ama sin tocar y sin ver, así de bello es el amor, así de ambigua y de determinante soy, plasmar un sentimiento son palabras mayores, amar sin entendimiento me hace razonar en mi locura, digo siempre lo mismo o rebusco en un montón de acontecimientos algo bello por estrenar, echarme un clavado en mi cerebro implica romper reglas y no debo, mejor dejo por la paz tanto pensamiento y me pongo a hacer lo que con pasión siento, creo de todo lo que digo algún día surgirá lo que deseo, al fin entre sueño y realidad yo lo sostengo, sin ser necia persisto y sin ser poetisa escribo, así de cuerda e incongruente he vivido, como que estoy de paso en este mundo. Vida bendita, todo te llevas, nada me quitas, hay comienzos y a veces no son concretos, con nada y con todo vuelvo a empezar, siempre soñando, es mi eterna realidad…Busco sin querer en la simplicidad lo complejo, más cuenta me doy que no viene al caso, es mejor enamorarme de una puesta de sol o de un tranvía, así también es nuestra historia de naturaleza bella, de caminos que nos llevan por lugares inimaginables, certeras e imprecisas son mis líneas, de dura suavidad mi existencia…

© Cristina Ocaña.

Duerme mi amorcito

La imagen puede contener: una persona, sentada

Con que ternura mi mirada envuelve tu tranquilo rostro como nardo en el campo disfrutas de tan placentero sueño, ¡Mi ángel bello! en tu camita reposan risas y travesuras, hay silencio, es que duermes ya, ¡Mi vida!
tu respiración pausada es la mejor letanía y al verte en paz, me vuelve la calma. Sueña bendito niño, es momento de soñar, deja los juguetes y los brincos mañana si Dios quiere habrá otro día por disfrutar, tiernas mejillas acarician tu suave almohada en esta noche tibia, noche de bella serenidad, duerme, duerme mi amorcito, tu sueño he de cuidar y mis ojos que te aman por ti, han de velar…Ah, que escena tan maravillosa en mi corazón vivirá, siempre al verte dormidito es motivo de felicidad, al amanecer otra vez el sol saldrá y de nuevo a los juegos, mi niño hermoso retornaras…

© Cristina Ocaña

¿Que harás ahora?

La imagen puede contener: una persona, exterior

Lejano sabor de verano, cual romántica sinfonía dejó agridulce sabor aquel adiós no mencionado, si necesario, se alejó tu golondrina perdiéndose en la densa neblina, tú mi amado quien dijera, heriste aquel amor que yo te diera, si, te amé nadie lo duda… Tú, ufano, quizá lo sentiste y para mi ego correspondiste, no hay afán en mis palabras, te quise como el que ama lo imposible, y aún sabiéndolo persiste, palabras dijimos, promesas volaron al vacío, torbellinos devoraron los vestigios, solo quedaron orgullos tontos y obcecados. Debo decirte que mi vida avanza nada la detiene, y ya no sigue tu paso… Desviamos miradas sonriendo al mundo hipócritamente, escondiendo un dolor evidente que sangraba en nuestras almas… ¿Qué harás ahora que se ha apagado la llama? ¿Qué hago yo desde el alba? Heme aquí haciendo un recuento de aquellos días fabulosos, inciertos. Con mi rostro ensombrecido y la aceptación haciendo su función día a día. Con desencanto afirmo ¡Si, te quise, cómo te quise, de eso no tengo duda!…

© Cristina Ocaña.

Añoranzas

añoranza.jpg

Entre el suave goteo de la lluvia llegaba la dicha a mi, el corazón agitado me hacía sentir bien pensaba en ti sin duda, la lluvia seguía leve, parsimoniosa cual amorosa canción, yo miraba por donde sueles llegar, tomé un libro y empecé a leerlo mientras mi gatito me hacía mimos en los pies, la tranquilidad daba cierto temor, todo estaba quieto menos el cielo, que nos brindaba agua a discreción. Pasaba mi lectura con cierto aburrimiento, yo quería verte, brincar a tu cuello y besar tus labios desaforadamente, loca como soy, sonreía imaginando lo que te haría al verte, de pronto me di cuenta que la lluvia dejó limpios los campos, refrescó el ambiente, me dio momentos de alegría, hasta pensé te contaría de que trataba mi insípida lectura, te diría que el gato maullaba buscándote… Pero eso solo lo sabré yo…La lluvia ha pasado y dejó estragos, no estás, no vienes, te pensé tanto, hasta soñé que me querías, cuando tu ni por asomo lo imaginas…Cesó la llovizna, se calman mis ánimos, yo… Vuelvo a mi lectura…

© Cristina Ocaña

Efímero canto

… Efímero canto, no hay luna ni estrellas en el tul de mi noche, ni brillos, ni encantos que acurruquen sueños. Soy como niña que pierde un dulce, sabroso y prohibido como si fuese algo bueno, te busco de reojo más no te encuentro añoro aquel tiempo que una vez nos dimos. Acaricio tu sombra de humo, tus manos duras, conocedoras, acariciables, te busco a mi lado solo el vacío se acomoda conmigo, extraño tu rostro con aroma de bosque, de neblina azul que todo esconde.
Ya no lloro tampoco río, soy ahora de un rostro inexpresivo… Sentimientos dormidos invernan, esperando por otro día, por el sol que en todo brilla,
sobre las coloridas flores descansan ilusiones, embelleciendo y alegrando toda vida seca, marchita…
Se vive a pesar de todo, miel en las heridas, y adelante…Un respiro más, Dios a mi lado, ¡Siempre conmigo!

Cristina Ocaña

Fantasmas del pasado

… Pasos cansados, arrastras tus años dolida del alma y del cuerpo, siento tu pesar, lastima tu larga historia incomprendida, llegaron mariposas de colores a tu cabello ensortijado, posándose en tu alma una nueva esperanza, pasa el sol por tu rostro y en tu pecho el desaliento, dejas el ayer ilusionada más un pasado siempre te persigue… Es un fantasma, lo sientes, te estruja, te hostiga, quizá es la culpa, la dejas, pero te sigue, te busca, no hay manera de rectificar… Cubre el ayer con el velo de la compasión y empieza de nuevo, esos errores te enseñarán a volver a ti, tienes una cita contigo, conciliate con la vida, cree en ti y rompe cadenas de dolor muchas de ellas heredadas, ¡Mira la luz! y empieza otra vez, date la oportunidad vuelve a nacer cada mañana, sonríele a la alegría. Recuerda, que siempre, aún en la tormenta más despiadada vuelve el amanecer…

Cristina Ocaña